EL FANTASMA DE HORTENSIA
No sé por qué, quizás por una curiosidad innata, quizás por una tendencia natural a lo inexplicable, quizás porque nunca tuve mucho en qué entretenerme -vaya a saber uno por qué a fin de cuentas-, pero el hecho puntual es que siempre una pregunta estuvo en mi cabeza.
Una pregunta simple y compleja al mismo tiempo: ¿qué es un fantasma?
Durante años traté de hallar una respuesta más o menos convincente, algo que me demostrase, más allá de los miles de casos de apariciones, de “Poltergeist” en todo el mundo, qué cosa es un fantasma, qué cosa quiere un muerto que no está muerto del todo.“¿Qué es un fantasma?”, se pregunta Federico Luppi al comienzo del film El espinazo del diablo, de Guillermo del Toro. “Algo detenido en el tiempo, como un insecto en ámbar; que pugna por vivir, aún”. Al escuchar esa respuesta, la primera vez que vi esa película, no dejé de pensar en que ésa era una maravillosa respuesta. Poco tiempo después, supe de Hortensia.Algo detenido en el tiempo, como un insecto en ámbar; que pugna por vivir, aún.Se decía que nadie podía haber muerto violentamente en Villa Hortensia porque ese majestuoso caserón fue, siempre, por décadas, símbolo de fiesta y esplendor, de progreso, de “Dolce vita”. Pero, inexorablemente, todo pasa, todo se termina; todo acaba, mal que nos pese, en la decadencia y el horror; en el olvido, o en ese lugar a donde parece va a parar todo: lo bueno, lo malo, lo ambiguo, lo que amamos, lo que odiamos, lo que ignoramos. Por eso, y por cuestiones legales entre herederos que tuvieron el sabor de una riña de gallos, Villa Hortensia fue perdiendo luz, brillo y status y se convirtió en un lugar deshabitado, en un cementerio de lujosos muebles. En ese tiempo fue cuando aparecieron los rumores del fantasma.Allí, en esa mansión llena de historia y muebles pero vacía de gente, “había algo”; algo que, por las noches, provocaba sombras y extrañísimos ruidos. Hasta se dice que, en cierta ocasión, cuando unos inescrupulosos amigos de lo ajeno intentaron robar muebles, en el momento exacto de empezar a llevarse todo, vieron cómo las luces se encendían y se apagaban a pesar de que en la casa hacía años que no había corriente eléctrica; cómo desde una habitación, llamada “la habitación del diablo”, aparecía una atroz imagen femenina que intentó, según relataron después los asustados ladrones en la comisaría, quemarlos con un fuego que manaba de sus ojos encendidos de furia. Al parecer, era Doña María Hortensia, muerta y hecha fantasma, que se negaba, por todos los medios, los conocidos y los desconocidos, a dejar el caserón. Pero no. No es tan simple. Como se responde Federico Luppi, un fantasma es algo detenido en el tiempo, algo que pugnan por vivir, aún. Y sí, allí, en Villa Hortensia, había algo, había alguien que, de alguna manera, pugnaba por seguir viviendo: la casa misma. Era ella, el fantasma de Villa Hortensia, encarnado en el espectro de su propietaria, la mismísima Doña María Hortensia, que, desde algún lugar, desde el lugar a donde van los que todavía tienen o dejaron “cosas por hacer o decir” aquí, en el mundo de los mortales, en el mundo donde está la mansión.Hay otro rumor, uno más secreto porque involucra gente del gobierno, que dice que, antes de transformar al caserón en Distrito Municipal, se convocó a una famosa médium que organizó, una noche de viernes a la hora de las brujas, a las tres de la madrugada en punto, una sesión de espiritismo para convocar al fantasma y pedirle, de alguna manera, “permiso” para la instalación de dicho predio municipal. Y Hortensia apareció a través de la médium, que estaba en trance y hablaba con voz extraña. Emitía inentendibles sonidos guturales cuando, de repente, una voz amable pero firme dijo, a través de las cuerdas vocales de la médium: “No quiero que nadie destruya mi morada. Es mi hogar. Fue mi hogar y lo seguirá siendo. Quiero que las puertas estén abiertas para todo el mundo. Quiero que se respete mi hogar, que su arquitectura recupere el brillo. Quiero que la luz del sol vuelva a ingresar por los ventanales y se refleje en todas las paredes, en todos los cuartos. Sólo de esa manera yo podré estar en paz”. Y desapareció para siempre. Meses después, se abrió el Distrito Norte, respetando al pie de la letra las palabras de su primera moradora.Leonel Giacometto (Mil gracias Leonel!!!)
(Fotos: Alfredo Molinelli)
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http://www.lacapital.com.ar/contenidos/2010/01/16/noticia_0072.html
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La casa de calle Alberdi 1040
Gabriela Alonso:
“La casa de los fantasmas”
La casa de calle Alberdi 1040 fue lugar de descanso del General Urquiza,
denominada en aquella época “paraje el Arroyito”. Más acá en el tiempo aquella
casa también fue denominada por lo vecinos como la “casa de los fantasmas”,
debido a misteriosos sucesos ocurridos en su interior. La casa también fue
Unidad Básica, salón de baile, restaurante, jardín de infantes, casa de
compraventa. Se supone que en este ámbito no sólo se generaban episodios que
desquiciaban a los moradores, sino que ellos gravitaron sobre la vida social y
política de nuestra región.
Buscando mas también dice de la existencia de túneles en esa zona luego te
agrego mas información..Besos.
Carlos Enrique Katalinich Gagete:
La
casa de los fantasmas fùe un parador de carretas llamada la casa de Urquiza
quien la usaba para descanso de sus tropas en las incursiones hacia otros
puntos de la región.Se comenta que hay algunas tumbas enteradas inclusive hacia
los costados subterraneos de las fincas linderas.Entre varias apariciones
espectrales se habla de la presencia de Don Pacífico Mateklicam y Eustaquio
Rodriguez.Ruidos de cadenas, carcajadas y gemidos es comun que los hayan
mencionado con el correr de los muchos años.En las ùltimas decadas todos los
emprendimientos han fracasado: El jardín de in fantes,la compraventa , la
parrilla,entrte otros.La última actividad fue del bailavble llamado She moe que
perduró algunos años con una actividad muy conflictiva.Actualmente sòlo se
conserva la fachada puesto que en el interior todas las paredes han sido
tumbadas quedando un gran salon
dividido en dos y un pequeño patio trasero y un pasillo lateral.En un contarto
de alquiler figuraba como locadora una mujer de apellido Natale.
Alguna gente
afirma en los últimos años haber visto sentado en el ventanal que da al frente
al mismísimo gral.Urquiza...
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MONTE CABALLERO
QUINTA DE
HUME, AVDA. DEL ROSARIO 5900 Alejandro Cirilo Caballero Soy hermano de Mercedes
y sobrino nieto Del Dr Ricardo Caballero dueño de la mansion de esas fotos .
Vicente Medina la construyo en el año 1900 mas o menos y mi Tio se la compra a
Medina en el año 1928 cuando mi Tio era Jefe Politico de Rosario y Medina andaba
con algunos problemas judiciales que mi Tio se los resolvio de alli su amstad
con el .A la casa la conozco hasta el ultimo rincon ya que vivi alli varios
años con mi Tio . Si le interesa saber algo sobre las fotos me pregunta y con
todo gusto se lo explico ya que cada cosa tiene su explicacion. La casa fue
saqueada y demolida por delincuentes en menos de un mes pues se nos murieron
los caseros.Actualmente queda el predio que es todo monte y lo tenemos en venta
seran 10 hectareas mas o menos .Saludos. Vicente Medina Tomás, (Archena,
Murcia, España 1866 - † Rosario, Santa Fe, Argentina 1937). Poeta y dramaturgo
español y uno de los símbolos de la identidad regional murciana. Su principal
obra, Aires murcianos (1898), se convirtió en un trabajo de referencia del
costumbrismo sentimental y de denuncia social, alabado por literatos como
Azorín. Hoy día es considerado el mejor autor en lenguaje tradicional murciano.
Infancia y juventud[ Hijo de un trabajador autónomo y una modista, Vicente Medina
nació el 27 de octubre de 1866 en la localidad de Archena, en plena Vega del
río Segura. En su pueblo estableció contacto con las letras a temprana edad ya
que su padre don Juan de Dios Medina, se hizo cargo del quiosco del balneario
de Archena, donde Medina pudo leer a autores como Gustavo Adolfo Bécquer, José
de Espronceda, Víctor Hugo o Emile Zola. Su padre era conocido como Juan de
Dios, "el de los romances", ya que era un gran conocedor de estos
autores, e incluso los recitaba por los pueblos; además de que era un talentoso
empresario, comerciante, macero, trovador, bardo, aficionado a los viajes de
aventura, a la literatura, la actuación, el canto , la música, la danza y al
teatro. De esta forma, se puede suponer que Vicente Medina tuvo una infancia
repleta de historias y de relatos, reflejados en el ejemplo paterno. Con sólo
trece años se marchó de su localidad natal para trabajar como relator en la
mansión de un Procurador de los Tribunales, aunque pronto volvió a Archena para
continuar con la venta de libros y preparar unas oposiciones de telégrados o
aduanas que nunca llegó a realizar. Con 18 años ingresó en el ejército, donde
llegó a cabo de Infantería de Marina con destino primero en San Fernando
(Cádiz), y posteriormente a su tierra, concretamente la Capitanía General de
Cartagena. Sus primeros versos como poeta se publicaron durante su estancia en
Filipinas, donde fue como voluntario, comenzando allí su oficio literario. En
1890 abandonó el ejército para volver a la Región de Murcia. Acabará en
Cartagena, tras fracasar con un negocio de tejidos en Archena. Sus inicios
literarios en Cartagena En la ciudad portuaria encontró trabajo en el Arsenal y
en una oficina comercial del dueño de dos periódicos, La Gaceta Minera y el
Diario de Cartagena. En 1891 contrajo matrimonio en Archena con Josefa Sánchez
Vera, la que sería personaje indiscutible en su poesía. Ambos se trasladaron a
Cartagena, donde Vicente trabajaba. Allí participará de la vida literaria y
artística de la ciudad, notándose su presencia en las tertulias del Abanico,
con Inocencio Medina Vera (su primo), Bartolomé Pérez Casas y sobre todo, José
García Vaso, su mentor y amigo. En este momento publicó colaboraciones
literarias en El Diario de Cartagena, El Republicano, o El Mediterráneo. En
1895 apareció su primera publicación, el poema titulado El Náufrago, que fue
bien recibido entre la crítica y el público, aunque después Medina renegaría de
él. El autor lo elaboró con un propósito benéfico, socorrer con el producto de
la venta a las víctimas del Reina Regente. El éxito de sus Aires murcianos] En
la ciudad de Cartagena publicó su primera obra dramática, El Rento (1898), con
la cual Vicente Medina quiso recuperar y dignificar el lenguaje huertano, el
cual era usado cómicamente en las fiestas de carnaval llenándolo de barbarismos
y extravagancias, algo que para el autor resultaba indignante. Fue entonces
cuando, en total desacuerdo con esta interpretación del panocho, escribió el
drama huertano de El Rento usando el dialecto murciano. El cual, fue muy bien
acogido por la crítica nacional, principalmente por José Martínez Ruiz Azorín,
que dijo de este trabajo: El Rento es una hermosa obra, un cuadro o canto
sentido, conmovedor, de costumbres campesinas (...) Un drama pasional, una
pintura fácil de un medio (...) es el drama del labriego, de la ruda gente del
campo, embrutecida por el trabajo feroz de todo el día, explotada por el amo .
Las excelentes críticas recibidas, animaron a Vicente a juntar los poemas que
elaboró como ensayo para confeccionar El Rento, surgiendo así la primera
edición de la que sería su obra maestra y más conocida, Aires murcianos (1898).
Este libro de poemas se convirtió en su obra cumbre, todo un canto al
sufrimiento de las gentes de la huerta del Segura. Su éxito fue inmediato,
llegándose a publicar incluso una edición en checo. Azorín dijo del mismo:
Aunque no escriba usted más, este diminuto volumen, que es de oro, bastará para
colocarle a usted entre los grandes líricos de nuestro parnaso. Su poesía es de
las pocas que conmueven hondamente. Puede tener usted la íntima convicción de
que ha hecho una obra de gran artista . De hecho, el mismo autor alicantino
llegó a prologar la primera edición de la obra. A partir de este momento la
vida literaria de Medina se tornó intensa, con estrenos teatrales de cierto
éxito, dramas y obras musicales, publicación de numerosos trabajos, tanto en
verso castellano normal como en prosa. Dentro de estas obras destacan Alma del
Pueblo (1900), La canción de la Vida (1902) y La Canción de la Muerte. También
publicó una nueva serie de Aires murcianos titulada La Canción de la Huerta
(1905), que vio la luz en Cartagena, además de una compilación de su obra
poética en Poesía (Obras escogidas) (1908). Dentro del género teatral, tras El
Rento publicó ¡Lorenzo! (1899), La sombra del hijo (1900) y El Alma del Molino
(1902). Emigración a Argentina En 1906, diecisiete familiares suyos marcharon a
América, por lo que los deseos de Vicente de cruzar el Atlántico aumentaron
considerablemente. Finalmente emigró a Argentina en los comienzos de 1908
convirtiendo a éste país en su segunda patria. Su salida de España fue recogida
por la prensa murciana, la catalana y aún la suramericana, incluso Unamuno se
hizo eco de la misma en La Nación. Primero permaneció en Buenos Aires, para
luego pasar a Rosario de Santa Fe, donde a través de diversos empleos mejoró su
condición económica, de hecho, llegó a convirtirse en propietario agrícola
mientras que prosiguió su labor como literato a partir de 1915, que es cuando publicó
La Canción de la Guerra (1915), una denuncia antibelicista en plena Primera
Guerra Mundial. También editó una revista literaria denominada Letras y entre
1916 y 1919 regentó una escuela en la que ofrecía veladas literarias y
conferencias. En Buenos Aires apareció una nueva serie de Aires murcianos
titulada Abonico (1917), además de una sucesión de reediciones y colecciones de
obras completas. Tras la muerte de su esposa publicó el libro Compañera (1921),
compuesto por una serie de poemas de gran tristeza ante el fallecimiento de la
que fue su mujer durante 30 años. En 1924 abandonó su empleo por enfermedad,
dedicándose a su obra literaria, editar libros y recorrer Suramérica dando
recitales de poesía. En 1928 se publicó en Murcia una nueva serie de Aires
murcianos, llamada esta vez ¡Allá lejicos! (1928), en la que demostraba su
añoranza por la Región de Murcia. Sus últimos años. Regreso a Murcia y exilio
final[editar · editar código] Aprovechando una invitación para dar una
conferencia en París, decidió volver a su tierra, lo que vio hecho realidad en
el mes de marzo de 1931, cuando en olor de multitud fue recibido en Archena,
disfrutando días después de unos juegos florales en su honor celebrados en el
Teatro Romea de la ciudad de Murcia. También en Cartagena recibió un homenaje
en el Ateneo de la ciudad. Los años siguientes los pasó el poeta en su Archena
natal, publicando en 1932 el que será su último libro, Belén de pastores y
villancicos (1932), obra extremadamente curiosa que da una idea de cómo Vicente
anduvo metido en asuntos políticos. De hecho, Medina participó activamente en
la política republicana del momento, interviniendo en las elecciones de 1936 a
favor del Frente Popular, haciendo defensa de la cultura para todos, del
acercamiento de los pobres a los bienes de la enseñanza y la educación. En
abril de 1936, aconsejado por sus familiares, abandonó la Región Murciana para
volver a Argentina, llegando ya enfermo. El 17 de agosto de 1937 murió
finalmente en Rosario de Santa Fe, donde está enterrado. Vicente Medina
escribió alrededor de veinte libros de poesía y cuatro dramas teatrales además
de una gran cantidad de obra inédita. Sus artículos en periódicos son muy
numerosos y se encuentran esparcidos a través España y América. Su poesía
comenzó con un romanticismo sentimental y después pasó a incorporar un fuerte
rasgo de observación naturalista, que le hizo avanzar hacia la denuncia social,
mezclada con una mirada impregnada de un muy noble sentimiento popular: la
piedad por el prójimo. En sus poemas comprime ese sentimiento de lo
intrínsecamente murciano, desde la visión sentimental de la gente de la huerta
del Segura, con gran fidelidad, sin tener que llegar a la sensiblería,
superando lo tópico y lo abstracto del suceso. El poema "Cansera", perteneciente
a la primera entrega de Aires murcianos, ha sido estudiado profundamente por el
historiador José Mª Jover Zamora, quien en él ve una fotografía del espíritu
español justamente tras los desastres de Cuba y Filipinas de forma previa a la
Generación del 98. Aunque también hay que reseñar en este poema unos geniales
valores líricos. CANSERA ¿Pa qué quiés que vaya? Pa ver cuatro espigas arroyás
y pegás á la tierra; pa ver los sarmientos rüines y mustios y esnüas las cepas,
sin un grano d’uva, ni tampoco siquiá sombra de ella... Pa ver el barranco, Pa
ver la laera, Sin una matuja... ¡pa ver que se embisten, de pelás, las
peñas!... Anda tú, si quieres, que á mí no me quea ni un soplo d’aliento, ni
una onza de juerza, ni ganas de verme, ni de que me mienten siquiá la
cosecha..... Anda tú, si quieres, que yo pué que nunca pise más la senda, ni
pué que la pase, si no es que entre cuatro, ya muerto, me llevan..... Anda tú,
si quieres..... No he d’ir, por mi gusto, si en crus me lo ruegas, por esa
sendica por ande se jueron, pa no golver nunca, tantas cosas güenas...
esperanzas, quereres, suores... ¡tó se jue por ella! Por esa sendica se marchó
aquel hijo que murió en la guerra..... Por esa sendica se jué la alegría...
¡por esa sendica vinieron las penas!... No te canses, que no me remuevo; anda
tú, si quieres, y éjame que duerma, ¡a ver si es pa siempre!... ¡Si no me
espertara!... ¡Tengo una cansera!...1 DE AIRES MURCIANOS, DE VICENTE MEDINA
El abandono y los saqueos terminaron con un
patrimonio cultural rosarino
Muros saqueados
y heridos de muerte perdidos entre una fronda inquietante es todo lo que queda
de la Villa Hume, en el sudoeste de la ciudad. La mansión, ahora devastada, integra
el patrimonio de Rosario y albergó al poder político local de la primera década
del siglo XX.
Muros saqueados y heridos de muerte perdidos
entre una fronda inquietante es todo lo que queda de la Villa Hume, en el
sudoeste de la ciudad. La mansión, ahora devastada, integra el patrimonio de
Rosario y albergó al poder político local de la primera década del siglo XX.
Allí vivió durante 50 años, Ricardo Caballero, primer vicegobernador
santafesino que asumió con la ley Sáenz Peña de voto universal, cuando en 1912
ganó las elecciones junto a su compañero radical, Manuel Menchaca.
Ubicada en las inmediaciones de la ex
Estación Hume, más tarde El Gaucho, la villa ocupa un predio de diez hectáreas
que recreaban un castillo moro, con mayólicas, azulejos, vitrales, fuentes y
cántaros traídos de Europa junto a dos pianos de estilo. También hay un túnel
en línea recta a la estación de trenes, una biblioteca que supo tener
incunables y un parque de follaje espeso, con cientos de árboles, senderos
secretos, descansos y glorietas que eran casi un oasis en el sudoeste rosarino.
Allí Caballero, médico, historiador
revisionista, legislador y ensayista; leía, escribía y meditaba. Hoy el lugar
está arrasado. El tiempo hizo lo suyo sin encontrar resistencia. El resto
corrió por cuenta de los depredadores de siempre. Nada escapó a la rapiña: se
llevaron muebles, puertas, ventanas, pisos, techos, las mayólicas y los
jarrones murcianos. Ni siquiera se salvaron los ojos del dragón que hace cima
en el extremo derecho del techo de la casona y que emparenta a la construcción
con las líneas del Club Español de Rosario.
Saqueo. A la villa se accede a través de la prolongación de avenida del
Rosario a la altura del 6000 y después de un camino estrecho flanqueado de
cañaverales.
La entrada sólo tiene un par de alambres de
donde cuelga un cartel.
En el sendero, la lluvia fijó las huellas de
un camión y una moto. Rastros de los que vaciaron la construcción.
Del saqueo dan muestra algunos textos
desparramados, abiertos, húmedos y salpicados de barro.
Trozos de madera, vidrios rotos, restos de
muebles, rastros de un incendio, fotografías, trapos y macetas tiradas en un
radio de varios metros alrededor de la casona que perdió parte de sus muros,
azulejos, pisos y techos.
Entre los restos hay manuscritos sobre
medicina, una novela en francés y ejemplares de "Carta política a sus
correligionarios de Santa Fe", un texto de Caballero, editado en 1955.
El poeta murciano Vicente Medina construyó
Villa Hume en los primeros años del siglo XX, como la réplica de un castillo
moro, para amortiguar la nostalgia de su terruño español. Caballero lo compró y
ocupó hasta su muerte, el 16 de julio de 1963.
Después fue ocupado por algunos familiares y
luego por un cuidador que falleció hace un mes y medio. Desde ese momento la
suerte del castillo moro quedó echada.
Según un familiar de Caballero, no fueron
pocos los contactos para interesar a la provincia o el municipio en el rescate
y preservación. "No podemos hacer frente a los gastos que demanda
conservar el lugar, sería muy importante que alguna institución se interesara",
explicó. Caballero tuvo dos hijos, un varón que lo precedió en la muerte y una
mujer discapacitada. Hoy sus familiares son los descendientes de sus sobrinos,
pero ninguno puede hacerse cargo del emblemático sitio.
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La casa del terror
Cuando tenía unos 9 o 10 años, 1985 más o menos, nos mudamos con mis padres a una casa muy particular. Mendoza 6918 (Rosario) Era imponente, con una onda setentosa, los ambientes todos enormes, tenía 2 plantas, abajo garaje con un cuartito y pasillo directo al patio, sala de estar, living en desnivel todo en madera, mucha alfombra de color y empapelados estridentes, por todos lados, comedor, cocina, lavadero, habitación y baño de servicio, patio cubierto y patio descubierto, en la parte de arriba había, un baño y 3 dormitorios, el mío, el de mi hermano (hijo de mi padre 9 años mayor que yo) y el de mis padres. Este último tenía una decoración muy particular, el empapelado era negro con flores rojas, si, además de feo, era tenebroso y tenía un sistema de luces que era de tres colores, blanca, amarilla o roja, que se repetía en algunos lugares más de la casa, pero ahí era el único en el que funcionaban todas, si ponías las luces rojas (para un adulto esto podía resultar sexy en la época, pero recordemos que era yo una niña) el panorama era aún más aterrador. En la habitación de mi hermano había un clima extraño, hacía más frío que en el resto de la casa y a mi me pasaba que ponía un pie adentro y se me erizaba todo el cuerpo, como si me recorriera un escalofrío y sumado a esto, mi madre que siempre fue de andar metida en temas tenebrosos, espirituales y esas cosas, había guardado en el ropero de esa pieza, un libro que se llamaba Los hijos del diablo (acá vale aclarar que mi pánico por esos años era a esa figura, la del diablo, es que después de ver La profecía y El exorcista a los 6 o 7 años, quedé susceptible) o sea que de la única forma en que entraba a esa pieza, era si estaba mi hermano o alguien más o si estaba con miedo después de alguna pesadilla, sorteaba el pánico de entrar a oscuras y me acurrucaba al lado de mi hermano en su cama, me tapaba y me dormía. Mi pieza funcionaba bastante bien como refugio, no me sentía tan mal ahí, salvo cuando ocurrían acontecimientos como las repetidas pesadillas, que en mi vida he tenido tantas como en esa casa (la más recurrente era mi madre persiguiéndome tipo psicosis con el cuchillo para matarme, terrible...), o cuando empezaban a subir y bajar la escalera, si si, se oía claramente, que a veces una y otras más personas, subían o bajaban la escalera, mirabas y no había nadie, pero el ruido seguía, encima, para completar la ecuación del terror, los demás dormían plácidamente y la única que no podía era yo. Empecé a pasar noches sin dormir, con todas las luces prendidas, pero a veces también empezaban a formarse figuras extrañas en el techo de la pieza y por el lado de afuera, pasaban sombras que corrían de un lado a otro, o hacían una especie de ronda en el medio del pasillo, en tonos diferentes, si si, a los 10 años, se hacía muy difícil dormir así. Y era lógico, con tanta sugestión que nadie apaciguaba, que mi psicosis aumentara. Entonces mi madre, que siempre tenía un vidente a quien recurrir, me llevó y la escena fue la siguiente: Este señor tenía un consultorio de médico, porque era médico, pero se ve que ganaba más con esto que como médico. La luz dentro del consultorio era casi inexistente, tenebroso, en un momento apaga la única luz que había, que era un velador que se encontraba al lado suyo y me pregunta que veo, yo del susto que tenía no veía nada. Resulta que este buen hombre, para no llamarlo de otra forma, salió con la feliz teoría de que poseo poderes extrasensoriales y me dice que puedo ver el aura y que por eso percibo y veo cosas, que si quiero puedo ver más y ser como el. Ahora me pregunto si se refería a vidente, médica o chanta, pero bue... Yo, 10 años. Pánico total, que me duró hasta hace poco, ante determinadas situaciones, porque la verdad, yo no quería ver nada... Su solución fue más aterrorizante aún y mi madre la cumplió al pie de la letra, claro, prenderle una vela a la foto de un familiar muerto, acá vale aclarar que vivían todos mis abuelos y mis padres son hijos únicos, así que siendo tan pocos vivos, muertos menos, salvo una hermana de mi mamá que había fallecido 4 años antes de que ella naciera, a los 4 años casualmente, la foto era otra cosa de temer, antigua, esta niña, preciosa, pero con una carita entre ángel y demonio y el decorado donde estaba, una película de terror, sillón viejo, perro blanco, no sé, a mi me daba miedo, encima mi abuela también tenía una en grande, en un marco antiguo, en su casa, que me atormentaba desde siempre. Así que todas las noches, mi madre sacaba la foto, le prendía una vela y nos íbamos a dormir... No hubo cambios, claro, al contrario, mis miedos crecían y encima ver esa imagen con la vela, peor. Bueno, la cuestión es que, nadie se iba como llegaba de ahí. Ya sea porque le pasaba algo o por las historias que se llevaban...
Bueno, esto de haber creado el suspenso de la segunda parte, producto de mi vagancia y mi tendencia a la procrastinación crónica y severa, ya que pasaron 4 años y medio de esa primera parte, me pone en el compromiso de hacerlo interesante, pero no creo que lo logre, así que no se hagan ilusiones.
En la planta baja de la casa, había un bañito de servicio, donde se que al menos dos personas dijeron haber tenido visiones, recuerdo vagamente solo una, un ciclista de los que entrenaba mi viejo y solían vivir en la casa, dijo haber visto la llegada de la carrera que estaba por correr y que Fulanito, pongamosle, llegaba 3ro, entonces dijo que se iba a poner a rueda (atrás) de Fulanito, para salir 4to. Conclusión, el ciclista en cuestión ganó la carrera al final, pero Fulanito salió 3ro, como el había visto en el bañito.
Un día me despierto a mitad de la noche, sobresaltada por una pesadilla y salgo corriendo a la habitación de mis padres, entro y mi viejo estaba acostado de costado, dormido, pero movía el brazo derecho sin parar, por lo que me acerco a mi madre que me doy cuenta estaba dormida también, pero hablaba, trato de escuchar pero era un idioma rarísimo, intento despertarlos y no me hacen caso. Vuelvo corriendo a mi pieza más aterrorizada aún, una amiga de Buenos Aires se había quedado a dormir, era mayor que yo tendría unos 18 años, así que me servía como adulto contenedor, intento despertarla y tampoco me hace caso, me acuesto, me tapo con todas las frazadas que encontré hasta la cabeza y calculo que en algún momento me dormí. Lo debo haber soñado, pero para mi fue tan, pero tan real.
En un momento, mi madre se puso a investigar con los vecinos la historia de la casa y lo que recuerdo es que había pertenecido a la familia Luraschi, que el hombre que la construyo no llegó a verla terminada o falleció al poco tiempo y no recuerdo si la mujer había formado pareja nuevamente, entonces ella sacó la conclusión de que era el tipo que no quería irse porque tenía asuntos pendientes y que los dueños habían vendido la casa atormentados por el fantasma, porque encima la vendieron a un precio muy bajo, que siempre les resultó llamativo a pesar de que aprovecharon la oportunidad de comprarla. Pero no conforme con esto, después de un tiempo, ella dice haberlo visto, al muerto, casualmente, en la pieza de mi hermano, una imagen etérea de una persona, que le dijo más o menos lo mismo y que el quería estar con su familia, entonces ella le contestó que no estaban más ahí y como la había instruido el señor médico vidente, pidió luz para él y luz para ella y el tipo se fue y no volvió más. Para mi alucinó o le hicieron mal los cortes de luz, por eso pedía luz, porque no son solo de ahora, en esa época eran terribles, todos los días, todavía me acuerdo la bronca de uno de esos cortes, durante el Mundial 86, justo a la hora del partido Argentina-Italia y los nervios de haber tenido que escucharlo por radio, justo el partido que empatamos!!!
Bueno, después de eso, supuestamente, las cosas mejoraron, al menos no le prendió más velas a la foto de mi tía muerta, lo cual fue todo un progreso. Pero para mi, el santo remedio, fue a fines del 88, cerca de cumplir mis 12 años y terminando la primaria, cuando nos mudamos a un departamento Córdoba y Pueyrredón, donde comenzó mi amor por Tupperland, que sería algo así como el macro-centro, ir caminado a todos lados, no tener que tomar colectivos, cuando me sacan de la zona soy como un pececito fuera del agua. Un placer, volver a dormir sola, con la luz apagada y la puerta cerrada, igual los malos hábitos de sueño me siguieron persiguiendo toda la vida y creo que esos años tuvieron mucho que ver, lo digo hoy Domingo a las 4:30 sin poder dormir.
Obviamente faltan un montón de historias que, entre que era pequeña y la mala memoria se perdieron, pedí ayuda, pero nadie parece recordar nada interesante, debería preguntarles a mis padres, pero no, mejor dejémoslo ahí.
Tuvimos a Margarita en una época, una rata, se sentaba y miraba televisión al lado tuyo, todavía no le perdono a mi viejo que la haya matado a escobazos, fue la única mascota que pude tener mientras viví con él, porque odia los animales.
Otro día, miro por el ventanal del comedor, que daba al patio y había gente, el vecino de la vuelta, había tirado la pared abajo, junto con nuestra parrilla y una casetita para guardar cosas, porque según él la medianera era suya y tenía derecho, tomá para vos y yo solita en casa con 11 años.
Siempre digo que tendría que escribir un libro de historias, debe ser porque soy un bicho raro, que atraigo situaciones, cosas y gente rara, me tengo que apurar, antes de que me las olvide del todo, aunque si tarde 4 años y medio en escribir esta, el libro mejor ni lo empiezo.
Aporte realizado por T.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-Me contaron que existe una casa e zona sur, yendo por el acceso desde el bajo que cada vez que han intentado venderla no pudieron. Dicen que por las noches se escuchan cadenas y que se ven fogonazos que se encienden y desaparecen. Cerca han puesto una huerta comunitaria en la cual trabajan en verano hasta las 18 hs y en invierno hasta las 16 hs, ya que después de esa hora nadie se anima a quedarse en el lugar. Me van a traer mas datos, incluso de algunos lugares mas en la zona. Apenas los tenga los paso. Adriana Felicia.
Po calle oroño hay una casa en una esquina q también pasan cosas raras, mi mamá me contaba que siempre se escuchaban golpes y la casa estaba abandonada, ahora vive gente. Esta por la zona de las escuelas no me acuerdo bien cual es. También en zona sur por calle Arijón pasando Ayacucho hay una.
Aporte realizado por Carla Reyes
Hay una casa abandonada en calle Maipú donde se escuchan llantos, gritos y como que rasguñan, muy de madrugada cuando pasás caminando por la vereda y cuando ya estás lejos se calla. A mi me pasó, nadie me lo contó. Pronto voy a subir fotos, tengo que ir a sacar. Es Maipú y Pellegrini.
Por calle Oroño, en la clínica IRC, en la parte vieja. a la noche se ve una nena que murió ahi. Ahora esa parte la usan para los consultorios. De noche el guardia de seguridad no va porque ve a esta nena, y la escucha llorar. Lo sé porque mi mamá trabajaba en la clínica y esas cosas se saben
Aporte realizado por Lilén Yuste
CASA POSEIDA Alem y Zeballos o Alen y Montevideo por Motevideo o por Zeballos hacia el oeste antes de alen vereda sur. la última vez que pase por ahí estaba habitada nuevamente. dicen que ahí se hizo el juego de la tabla ouija y algo salio mal que uno de los que estaba en esa sesión quedo poseído, decían que era el hijo de los que vivían en ese momento ahí tuvieron que llamar a un cura y lo exorcisaron después la familia se tuvo que ir de la casa porque habían quedados algunos habitantes invisibles poco amigables no se quién si los sacerdotes o los dueños de la casa pusieron una cruz arriba y también una especie de placa en la pared donde decia lo del exorcismo etc pero a los fantasmas que allí quedaron no los pudieron sacar. Dicen enfrente de la casa estaba la parada del bondi y no te miento si conocías la historia no te daba ganas de mirarla podias sentir como que algo te miraba . era muy loco todo eso, habían tapado las ventanas con maderas ....
Aporte de Claudio Maridon